lunes, 25 de julio de 2011

EL PORTICÓN de Durero (Nuremberg, 1471 - 1528)

Consiste en un cordel que se mantiene en tensión gracias a una plomada colocada en uno de sus extremos, mientras que en el otro extremo se sujeta por una aguja, a modo de índice, para irse situando sucesivamente en una serie de puntos del objeto. El lugar por donde el cordel atraviesa el marco, determina la posición de cada punto en el futuro cuadro. Esta posición se fija ajustando dos hilos móviles. A continuación, la posición de cada punto se pasa a un papel sujeto en un “porticón” abatible alrededor de unas bisagras ancladas en uno de los lados del marco.

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